dick tracy reseña
Isabel Novoa

Chester Gould había dicho todo lo que podía decir con Dick Tracy, un detective emancipado y ungido en los laureles del tiempo.

En esta ocasión la reseña que me ocupa pretende hilar muy fino en una figura tocada por la irrupción del crimen, un personaje de ascendencia interminable que maneja la batuta clave del género policíaco. La investigación es el ingrediente primario de toda historieta policíaca y el Sr. Tracy redondea con honor el tono de leyenda más representativo del séptimo y noveno arte.

 

El Detroit Mirror despertaba con un tabloide matutino el domingo 4 de octubre de 1931, debutaba un investigador en formato tira de periodicidad diaria, con un excelente índice de moralidad que permite apreciar al blanco y negro de una impronta de arrogante justicia que recorre por los destinos a los que viaja.

 

Una sociedad de la época con tramas cruzadas y repletas de alusiones a los gángsteres, hazañas trazadas en líneas muy finas de negro intenso. Chester Gould, (guión, dibujo, tinta), reproduce el foco del delito y consigue llegar al lector, envolviendo en peculiar celofán criminal, de referencia detectivesca, al representante oficial de la ilustre familia de la  literatura policíaca, hablamos del origen del género. Un semidiós diario difundido en métodos deductivos.

 

Transcurren los últimos años de la Ley Seca y era noticia, en la primera plana de la tira, un detective de Nueva York llamado, Dick Tracy.

 

La figura del detective se convierte en un personaje parasitario de la prensa, historias de villanos urbanos o forajidas como Larceny Lu. Una recurrente crónica que supura brutalidad y asesinatos, un universo que se articula a través del crimen con personajes fijos que interactúan como Big Boy, Broadway Bates, Hobo Steve, Dan “The Squaler” Mucceli, Larceny Lu y Stooge Viller.

 

 

La tira de Dick Tracy fue uno de los cómics más populares e influyentes del siglo XX

 

La sucesión de aventuras contadas episódicamente durante más de 50 años, convierte a Dick Tracy en un personaje mediático de género preferente. Funciona con una exactitud aplastante en unas tiras tan cortas, unos finales que nunca dejan del todo cerrada la historia. Las líneas de texto tienen una capacidad de síntesis abrumadora, tanto que bastan para crear una relevancia histórica de visión innovadora. Con un dibujo aparentemente sencillo para un tipo de público de vocación adulta.

 

Progresivamente fue alcanzando la fama a través de su enorme instinto, con abundantes referencias a Eliot Ness. El desarrollo de los casos queda sugerido con recursos expresivos, las viñetas suceden cuando el autor aprieta el gatillo, Chester enfundaba balas cargadas de delito.

 

Dick Tracy de Chester Gould transita por la prensa escrita con un puñado de buenas ideas, dejando un rastro de sabor detectivesco, por lo general, aderezado de un elevado sentido del honor y la justicia.

 

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Personajes de Dick Tracy de Chester Gould.

 

La justicia cobraba vida en la caricatura estilizada y ritualizada, los relatos resultaban fascinantes en los pequeños detalles que sugerían mucho más de lo que mostraban en la superficie.

En las tiras se creaba una nueva forma de representar el género negro, debutaba la ciencia forense que se acompañaba de pruebas balísticas, como eje para resolver los casos. El autor nos introducirá en la técnica del polígrafo y las huellas dactilares, recreando en relato corto, cómo un individuo se convierte en un criminal, y cómo luego ese criminal es expulsado de la sociedad.

 

El paso del tiempo convierte a Dick Tracy en un embrión del noveno arte de género policíaco, argumentado un personaje plenamente identificable.

 

Gould remplaza la gorra de Sherlock Holmes y el abrigo, por un sombrero de paja y una gabardina, creando con trazo clásico y parrilla diaria, el uniforme detectivesco, desde la pose para detectar un hecho, como las circunstancias que las rodearon.

 

Muchos años antes de que W.R. Burnet escribiera sobre historias de indicio criminal y décadas antes de que Jack Webb y Ed McBain se convirtieran en los maestros de las novelas policíacas de género detectivesco. Chester Gould repasaba la rutina perversa de los “barones de la cerveza”, nunca vista hasta ese momento en los cómics, y la capacidad de sintetización que le suponía ir más allá en torno a las estructuras psicológicas. Empujaba la acción con la ayuda de sorprendentes giros imaginados para encontrar al culpable, sus técnicas e inspiración estaban solapadas en una constante trama de delitos e investigaciones.

 

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La profesión de Tracy se mostraba con una habilidad extraordinaria, el lápiz de ficción detectivesca se nutría en una superficie de costumbre, una atmófera de precisión y puntillismo. Se intuía la pasión por lo que hacía, tenía una serie de parámetros fijos, las capas de toques marginales y la intuición son clave en el universo ficcional del hilo conductor, la figura queda perpetuada y plagada de referencias.

 

Corresponde recordar el trabajo de Gould, un trabajo que se acomodaba con entusiasmo por millones de lectores en los años 30, 40 y 50. Eran tiempos inciertos, la amenaza del gangsterismo en el ímpetu del Tracy, daba paso al fascismo, el nazismo, el comunismo y la guerra nuclear. Dick apaciguó de alguna manera varias décadas convulsas, sacudiendo la cultura popular.

 

Durante la extensa y astuta carrera de Tracy, Gould, uno de los padres del cómic, vistió el manto de maestro y demostró su momento más álgido entre 1944 y 1963 en la historia del cómic y la literatura criminal estadounidense, encajó perfectamente con la representación gráfica de la violencia.

 

El atractivo de Tracy residía en el género policial, y el entorno cerrado de las figuras de apoyo que envolvían el lienzo diario de los periódicos dominicales. La sabia habilidad como narrador succionaba al lector en un mundo criminal donde el protagonista vestía con trazos el uniforme de un inspector de policía llamado Tracy.

 

La obra angular y plana de Dick Tracy de Chester Gould continuaría con Max Allan Collins al guión y su antiguo asistente, Rick Fletcher, al dibujo desde 1977 hasta 1993.

 

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Norma Editorial editó cuatro volúmenes en el 2008 de tamaño 24 x 17,5 cm. Cartoné. Blanco y negro y color, tomos gruesos entre 368 y 384 páginas. EL DETECTIVE MÁS AGUDO DEL CÓMIC EN EDICIÓN DE LUJO 

 


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Autor Colaborador

1 pensamiento sobre “DICK TRACY DE CHESTER GOULD-Reseña Cómic

  1. Otra interesante propuesta de la que tomo buena nota. Para los neófitos en este universo es sorprendente ir conociendo este «mundillo» tan estimulante y sorprendente al mismo tiempo. Un arte en general bastante desconocido y al que merece la pena dedicarle más tiempo y entrega.

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