Carta blanca reseña comic

Carta blanca reseña comic

Isabel Novoa

Lafebre aprovecha todas la posibilidades que le da el formato cómic para envolver en papel las sonrisas, las caricias y los besos, las palabras y los sonidos que en definitiva muestran los vértices que nos delimitan las diferentes combinaciones del amor.

 

«Si te digo la verdad, no me atrevo a imaginar lo que pasaría si reaparecieras en mi vida. Creo que la pondrías patas arriba.
Allá donde estés, quédate, por favor.
Hasta siempre, Ana.»

Carta blanca reseña
Carta blanca

¿Cómo podía creer que eras el amor de mi vida cuando solo pasamos una noche juntos hace años?

 

Jordi Lafebre –Lydie, Los buenos veranos– nos ofrece con Carta blanca su primera obra en solitario, un relato dulce e irresistible sobre un par de corazones vibrando al unísono a través del espacio y el tiempo narrado con la audacia de todo un maestro.
Jordi LafebreLydie, Los buenos veranos– nos ofrece con Carta blanca su primera obra en solitario, un relato dulce e irresistible sobre un par de corazones vibrando al unísono a través del espacio y el tiempo narrado con la audacia de todo un maestro.

 

Para llegar a sentir determinados afectos Lafebre es todo un artesano del oficio. Su lápiz sobresale siempre con unas líneas precisas y de gran habilidad, los músculos de la mano dotan a los personajes de expresividad y emoción reposada, como todos sus trabajos, con un estilo plenamente consolidado. El trazo delicado del dibujo lo utiliza con sabiduría, subrayando momentos importantes que dirigen la atención del lector a una trama que busca de manera decidida un espacio propio, la de una pareja que funciona. Carta blanca es sin duda, una de las sorpresas del pasado año.

El cómic tiene química y se merece todos los reconocimientos, esta es desde luego una llamada de atención a los que nos hemos despistado, como yo. Obtiene con su lectura toda la consideración que se ha ganado, démosle el reconocimiento que merece porque tienen tantas capas que puede ser leída en múltiples ocasiones. Que delicia!!

 

«Un corazón que no ama es una luz que no viaja»

 

Estamos ante un título que desborda ternura en dosis asimilables, utilizando para ello colores planos, sin histrionismo y con un despliegue narrativo aún más extraordinario, se nos introduce con una degustación que acierta de pleno. Es en el impresionante sentido de la narración lo que propicia la imaginación respecto a la historia. Con un tenue hilo, muy fino que va de la ternura al sentimentalismo y, utilizando metáforas como el alma de un violín que ya no aporta ningún sonido, o con la creación de un puente asimétrico necesario para el reencuentro de dos almas que conviven armónicamente.

La puesta en escena es atractiva, original e imaginativa, llena de detalles y perfectamente cartografiada.

El resultado define parte de la esencia, una obra como esta equilibra las páginas de auténtico placer para que cualquiera que las lea pueda disfrutarlas. No nos perdamos ni un detalle de los gestos, la poesía gráfica abre un camino lleno de humanidad que muchas veces se manifiesta en expresiones luminosas y radiantes capaz de transmitirnos todas las emociones posibles, con una aparente ligereza que no permite que nada se dramatice, nada… todo se resuelve de forma acelerada y casi irreal con momentos únicos que pueden justificar perfectamente toda una existencia.

 

Este álbum es el primer trabajo en solitario después de la aclamada Lydie o La Mondaine. El autor catalán es fácilmente reconocible, tiene un registro elegante y eficaz, con momentos tan brillantes que una vez leídos se recuerdan para siempre.

 

 

La originalidad radica en que la historia comienza por el final, bajo la lluvia … Sentados en un banco perfectamente conducido con la marcha atrás, marcado por giros y vueltas repletas de detalles, tan elegantes que cuesta creer que no sea una historia perdida que ha sido encontrada en una tienda de Manhattan. En las páginas se aúna de manera increíblemente fluida los personajes que pueblan la ciudad, sin esfuerzo ni peso dramático la dotan de alma, con una luz propia que nos tocará el corazón, desde luego el aficionado al buen cómic ha de perseguir su lectura.

 

 

Carta blanca
Carta blanca

 

 

No se trata de la primera vez que acierta, el autor que avanza con una cronología invertida, nos atrapa como en todos sus trabajos, y lo hace con un amor apasionado que nos emocionará y nos hará reír. Todo ello nos lleva a afirmar que Lafebre lo hace todo posible, incluso envejecer para volver a ser jóvenes. Hace un trabajo exquisito que otorga poderes a la obra, brilla por su originalidad, por su espectacularidad y por los espléndidos resultados obtenidos.

El resultado es fascinante, la atmósfera está perfectamente lograda en las viñetas hasta que a ambos se les acaban las escusas para reencontrarse, Ana y Zeno son honestos, puros y están ansiosos por liberar sus mariposas con poesía, delicadeza y originalidad.

 

 

Carta blanca
Carta blanca

Esta obra es una fuerza de la naturaleza que domina el género con mano maestra.

 

 

 

 

Se refugia bajo un paraguas y se miran en silencio disfrutando el uno del otro mientras caminan cogidos del brazo. Así se construye este cómic que comienza con el capítulo 20 y termina con el capítulo 1 ¡Realmente es pura felicidad en papel satinado! Un magnífico himno al amor, »  la fuerza más grande del universo¨… La historia nos prepara para que podamos disfrutarla plenamente, sin culpas.

 

 

La ternura que desborda con cada una de las palabras construye un tapiz monumental. Aceptar al otro como es y no como nos gustaría que fuera, es un elemento clave que delimita el campo de juego al lector y espectador, parece que ello es la única garantía de supervivencia. Algunas veces el ángulo de visión es un espejismo que no refleja la realidad, es evidente que los personajes y la narración estan dirigidos a la piel y no tanto al intelecto, con secuencias mudas, elocuentes e impactantes, exactas al amor.

Leer Carta blanca es recuperar aquella sensación de intercambio afectivo, el de un romance con pequeñas partes de una vida mezclandas con grandes momentos, en el que el final es en realidad un nuevo comienzo.

Mención aparte merece el equilibrio tan bien medido entre todas las lineas temporales que la componen. En conclusión, estamos ante un prodigio narrativo complicadísimo, superando con nota alta el conjunto de esta eficaz comedia romántica que celebra la libertad, la individualidad y los pasillos laterales.

 

La edición Cartoné de buen papel y la gran reproducción hacen una edición difícil de mejorar, Norma Editorial nos muestra un trabajo increíble que está a un nivel espectacular y que consigue desde la primera página transportarnos a la noción del mejor amor romántico que dió el noveno arte.

 

Imprescindible   ⭐ ⭐ ⭐ ⭐ ⭐ 5/5


Os puede interesar:

Lydie de Zidrou y Lafebre- Reseña Cómic

Contrapaso. Los hijos de los otros de Teresa Valero- Reseña Cómic

Jiro Taniguchi: Barrio lejano y el eterno retorno

 

Autor Colaborador

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies