Nestor Burma Tardi y Malet-Reseña Cómic

- Madame de… Max Ophüls un universo abstracto - 24/07/2022
- Deseando amar. Wong Kar-Wai – Reseña cine - 24/07/2022
- BOUNCER, Alejandro Jodorowsky y François Boucq – Reseña Cómic - 26/02/2022
Nestor Burma reproduce virtuosamente el oscuro universo de Malet que Tardi despliega en una atmósfera cruda y perturbadora, la del cómic negro.
Tardi entendió la receta de Malet a la perfección, permaneciendo fiel a la palabra escrita. La impresión general de inquietante misterio camina con las manos en los bolsillo por un recorrido de mínimos detalles y, así, recrea y retrata la placa del detective en una obra larga y ambiciosa, generando un ritmo muy cómodo y sin mesura entre 1982 y el 2000, el autor nos mostraba las raíces de la violencia y la muerte.
Nestor Burma se encuentra entre los personajes más icónicos del cómic.
Léo Malet (1909-1996), anarquista conservador, como le gustaba definirse, es uno de los padres de la novela negra francesa, de amplios ideales revolucionarios. Malet crea en 1942 a Burma, un álter ego escéptico, de aspecto arrebatadoramente honesto y esencial en el marco de las literaturas policíacas francesas.
Léo Malet crea una leyenda con Nestor Burma, un antihéroe de estructura clásica y, de carácter narrativo definitorio del negro más puro.
Esta obra maestra se apropia de total protagonismo en la periferia de París, con un aire gruñón y de alto voltaje perfectamente planificado en las viñetas. Nuestro sabueso despierta un interés de ritmo continuo, página a página, en el París popular de los años cincuenta. Unos años en que la ciudad era la capital del mundo.

Jacques Tardi firma un personaje de Léo Malet, una esfera gráfica plagado de suspense. El «clima» de Malet está perfectamente representado en el cómic y, nos ofrece la oportunidad de saborear una joya del noir parisino. Hablamos de Nestor Burma, un investigador solitario que campa a sus anchas entre los tópicos habituales del cómic negro, un detective privado al servicio de unas viñetas donde se desentrañan crónicas de sucesos de la época. Relatos que se destapan como un golpe maestro tras su lectura.

Nestor Burma muestra rostros angulosos de orejas grandes y mandíbula cuadrada que esconde una fuerte personalidad.
Jacques Tardi (1946) laureado historietista francés cuya trayectoria esta fuertemente marcada por una lista fundamentada en el suspense y la guerra, nos cuenta unas historietas que negocian constantemente con el sufrimiento. Un sufrimiento impuesto en su padre por el horror de una guerra, en curvas simples y deliberadas para descifrar los sentimientos.
Con esta serie oscura, misteriosa y única, Jacques adapta una serie de historias circulares y de diseño urbano que vehiculan en un cínico detective por las calles de un París, también conocida como la «Ciudad de la Luz». En las 416 páginas de alta tasa delictiva, Tardi denuncia los abusos de poder con comentarios mordaces de ideas predefinidas y sensibilidad libertaria. Manteniendo viva la cicatrices de la Segunda Guerra Mundial.

Dibujada con una maestría que raya el blanco del papel, Tardi muestra un amor incondicional por un ambiente de marcada arquitectura por la ciudad de París. En unas tablas precisas y detalladas Jacques, despliega un verdadero catálogo donde lleva todo a su terreno, con saltos temporales que respetan la atmósfera franquiciada de Léo Malet. Un sabueso adicto a una pipa humeante mientras plantan pesquisas por los laberintos y sucesos publicados en periódicos anti-monárquicos como Le Cri du Peuple.

Las tonalidades de gris parecen acentuar una falsa monotonía.
El talento de Tardi, experto en brumas, gana enteros y reafirma los tonos oscuros del conflicto con los míticos diálogos de habitáculo natural, no se trata de un tema, sino de un tono, el negro. Genialmente trenzado en un océano de viñetas, el maestro forja una obra personalísima de universo detallado de nuevo realismo. Unos ojos, narices y bocas que se reducen a caricaturas simbólicas, puntitos minúsculos que no delatan nada, son la típica frialdad calculada que se lleva muy mal con los impostores.
Tardi parece conservar la misma negrura en las áreas de geometría, en el cuello levantado de la gabardina, en las calles, puentes o en el transfondo ambiental paginado en toda una galería de personajes, todos ellos de cualidades innegables operando la magia de escritura visual que se narra con dibujos.
Tardi representa un nuevo arquetipo de detective privado en la Francia antigua.
Con un estilo más anarquista que revolucionario, a medio camino entre el bien y el mal, en un entorno violento, el historietista galo hace gala de la muerte de una sociedad que ya leímos en Yo, Rene Tardi, donde ha dibujado y dicho la crudeza que vivió su padre.

El cómic se estructura en una ausencia de color, los cuatro álbumes se tiñen de grisura, la única luz que ilumina la viñeta proviene de las ventanas o farolas a lo largo de los años. Un estilo visual que comparte el dibujo y la escritura tan característico de los adoquines parisinos de largo recorrido en…. Niebla en el puente Tolbiac, Calle de la estación, 120, Reyerta en la feria y ¿Huele a muerto o qué?.
Todas ellas se han convertido en un referente de la historieta del que Tardi es uno de los representantes.
Cuatro álbumes creados a lo largo de veinte años, sin histrionismos y de manera sencilla que Norma Editorial reúne en un integral que permite la lectura de una tirada, algo a lo que la editorial nos tiene gozosamente acostumbrados.
Burma esta editado en una edición impecable y de estética formulada en un género imperdurable.
En conclusión, Nestor Burma es cómic en estado puro. Su lectura siembra admiración y un talento inusual, un fenómeno, el del crimen organizado, que arroja un testimonio perturbador del momento. Estamos ante otra obra imprescindible que se acomoda en la biblioteca de séptimo y noveno.
Les puede interesar:
La bestia humana. Jean Renoir – Reseña
¡Kota, ven! Takashi Murakami- Reseña Cómic
Regreso al Edén-Paco Roca-Reseña Cómic
Wayne Shelton Van Hamme y Denayer – Reseña Cómic