Los vikingos, Richard Fleischer – Reseña

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Los Vikingos. 7&9

Los Vikingos. 7&9

Pedro Antonio López Bellon

 

Los vikingos, Richard Fleischer (1958) es una película memorable. Una obra redonda, pulida y con una factura impecable.

El cine comúnmente conocido como “de aventuras” es uno de mis predilectos y uno de los causantes de mi entusiasta afición por las películas.

Un género que quizás no ha sido lo suficientemente valorado si se compara con otros como el “cine negro”, el western o el melodrama. Pero lo cierto es que la aventura en el cine ha alumbrado momentos gloriosos para los aficionados al séptimo arte. A diferencia de otros títulos del género que ofrecen nada más (y nada menos) que un entretenimiento excepcional, aquí nos encontramos con un gran guion que huye de muchos clichés y arquetipos inherentes al género de la aventura, una composición de personajes más complejos psicológica y moralmente y, en general, unos componentes técnicos y artísticos superiores a los habituales.

Inspirado en la novela The Viking de Edison Marshall, Los vikingos fue filmado en Noruega, en condiciones climáticas extremadamente adversas.

Los vikingos, Richard Fleischer es una producción de la que se puede hablar en profundidad sin temor a empequeñecer lo placentero de su visionado. En primer lugar, porque sus propias escenas van facilitando cumplida información al espectador, que asiste privilegiado a la trama con tintes folletinescos, tan hábilmente manejados éstos, que van quedando en un segundo plano al tiempo que la épica se adueña de la narración de forma inexorable.

Y, en segundo lugar, es ésta una película cuyas virtudes quedan patentes durante la propia contemplación de sus imágenes cargadas de lirismo, intensidad, poética, y extraordinaria belleza, sin que el conocimiento de la historia o sus repetidos visionados mermen lo más mínimo el regocijo y el disfrute de esta joya del cine de aventuras.

 

Kirk Douglas, es el epítome del legendario vikingo.
Kirk Douglas, es el epítome del legendario vikingo.

 

Merece la pena analizar con cierto detenimiento esta obra imprescindible que comienza con un bello prólogo en el que se nos pone en antecedentes históricos que nos ayudarán después a comprender mejor la historia que se nos va a contar. Unas bellas ilustraciones de estética medieval acompañan este preámbulo, a las que se suma una voz en off que, en la versión original, corresponde al mismísimo Orson Welles.

Inmediatamente después asistimos al violento ataque de las hordas Vikingas a un campamento ingles donde Ragnar (Ernest Borgnine), rey vikingo, asesina a un monarca inglés y consuma la violación de su esposa Enid (Maxine Audley). Esta importante secuencia es el punto de partida de un argumento en el que resulta del todo punto innecesario profundizar más para el objeto de esta reseña.

Richard Fleischer retrata muy bien los tiempos del sanguinario Rey Ragnar, que dejó huella en Inglaterra con sus incursiones y saqueos.

 

Y sirve para iniciarnos en una de las claves de la película que se ira repitiendo durante todo el metraje: la confrontación entre la barbarie y la violencia de un pueblo salvaje frente al mundo civilizado de la sociedad inglesa. El uso de la fuerza frente a la educación y la inteligencia.

La violencia, la ambición, la corrupción, el odio y la superstición son elementos definitorios de Los vikingos, Richard Fleischer, a la vez que desencadenantes de los giros narrativos de esta historia. De la forma que nos son presentados los hechos, uno acaba dudando si son más salvajes los desaliñados y pendencieros vikingos o los hipócritas y conspiradores nobles ingleses.

 

 

La violencia sexual es otra de las constantes de la narración, aunque siempre tratada mediante elipsis, fueras de campo o numerosos simbolismos, como el ariete utilizado en el ataque final por parte de los vikingos al castillo de los nobles ingleses. Ataque motivado más que por la venganza o el odio desatado por la muerte violenta del rey vikingo Ragnar, por el deseo de su hijo Einar (Kirk Douglas) de poseer a Morgana (Janet Leigh).

Así, el enorme ariete, además de un eficaz elemento de batalla con el que lograr entrar a la fortaleza inglesa, queda representado como un inequívoco símbolo fálico que refleja las verdaderas intenciones de Einar. Estas escenas del ataque al castillo, así como el vibrante duelo final entre Einar y su hermanastro Eric (Tony Curtis) en las alturas de las torres del castillo, con espectaculares y eficaces picados y contrapicados de la cámara, estas escenas decía, dan muestra del excelente trabajo de dirección y montaje llevado a cabo en Los vikingos, Richard Fleischer.

 

Los vikingos, Richard Fleischer conforma junto a Senderos de Gloria (Paths of glory, 1957 Stanley Kubrick) y Espartaco (Spartacus, 1960 Stanley Kubrick) la terna de oro de Bryna Productions, la productora de Kirk Douglas que bautizó con este nombre en honor a su madre. Era una de sus primeras producciones, y la más ambiciosa a la que se había enfrentado el actor-productor hasta el momento. Douglas tenía en mente una película al más alto nivel, y no dudo en rodearse de las personas que creyó más adecuadas e interesantes para el proyecto.

Soberbia fotografía de Jack Cardiff, que mantiene intacta la fuerza de singular belleza.

Richard Fleischer fue el elegido para dirigir la película. Douglas había trabajado a sus órdenes en la producción de Disney 20.000 leguas de viaje submarino (20,000 Leagues under the sea, 1954 Richard Fleischer) y quedo encantado con su trabajo. Fleischer aceptó entusiasmado inmediatamente, pero a lo largo del rodaje surgieron continuas desavenencias entre él y Kirk Douglas.

Estás discrepancias fueron tan intensas que el director, en su libro de memorias, escribió en relación a estos hechos afirmaciones como “Con Kirk Douglas uno no hace películas, sobrevive a ellas” o “Nunca trabajes con un productor que además es la estrella” Aunque lo cierto es que a pesar de las diferencias, director y productor compartían en líneas generales la esencia de la historia y el resultado final resulta magnífico.

Guerreros bajo la lluvia y el sol, hábiles navegantes y un acentuado añadido de supersticiones, costumbres y creencias con tonalidades mágicas y míticas constituye por méritos propios en la antología del género de aventuras.

Harper Golf fue contratado por Douglas como diseñador de producción, y también había trabajado en la mencionada adaptación por la Disney de la obra de Julio Verne, consiguiendo un Oscar la película en este apartado técnico. Harper Golf trabajaba mediante bocetos previos del desarrollo visual de la película y era una persona de una enorme creatividad. A él se deben las magníficas recreaciones de los barcos y el poblado vikingo que con tanta belleza y verismo se perciben en la pantalla.

Elmo Williams fue el responsable del montaje, y trabajo estrechamente con Fleischer logrando excelentes resultados. En este sentido, mi impresión personal es que estamos ante una película perfecta, en la que no falta ni sobra ningún plano o escena. Es esta una afirmación en la que a veces podemos caer con demasiada ligereza al hablar de obras que nos despiertan abierta admiración, aunque quizás pocas veces tan merecida como el caso que nos ocupa.

Es asombrosa la cantidad de información que atesora cada plano o secuencia de Los Vikingos para ayudar a captar la esencia del universo que se va dibujando ante nosotros. Y es admirable su progresión narrativa donde cada escena va dando paso a la siguiente con una habilidad y naturalidad propias de verdaderos orfebres de la imagen.

El prestigioso y a la sazón oscarizado Jack Cardiff, fue el encargado de la bellísima fotografía en color, consiguiendo momentos memorables a lo largo de la película, como por ejemplo todas las escenas que transcurren en los fiordos donde se ubica el poblado vikingo, de un encanto y limpieza visual encomiables.

En cuanto al guión fue firmado por Calder Willingham y Dale Wasserman sobre la obra The Vikings de Edison Marshall. La música fue debida al compositor Mario Nascimbene que compuso una partitura de reminiscencias épicas y especialmente inspirada para acompañar a los momentos de subrayada mitología y superstición.

En lo que se refiere al elenco actoral, todos desempeñan brillantemente los roles que tenían asignados. Ésta fue, como hemos dicho una película producida por Kirk Douglas.

Él fue elresponsable máximo del resultado final. Creía firmemente en este proyecto y puso todo su talento (y todo su dinero) para que saliera adelante. Posteriormente Douglas, haría las siguientes declaraciones a Louella Parsons con respecto a esta producción: “Anteriormente comencé desde abajo, de modo que si lo pierdo todo, comenzaré desde debajo de nuevo” Antes de seguir es obligado decir que Los Vikingos fue desde el principio un éxito absoluto de crítica y público. Así las cosas, y atendiendo a la lógica, Kirk Douglas se reservó el papel del protagonista Einar, ofreciendo un recital interpretativo realmente memorable.

 

Es manifiesto el mimo y cariño con que la cámara trata a su personaje, con planos y encuadres realmente exquisitos, que no hacen sino incrementar la grandeza del trabajo realizado por Douglas, confirmándose como uno de los mejores actores de su tiempo. De todos los tiempos, me atrevo a decir. La ira, el deseo, el miedo, la venganza, el amor, la alegría o la astucia son algunos de los registros que nos ofrece. A través de un carisma y una personalidad que traspasa la pantalla y nos sacude de nuestras butacas.

Los vikingos, Richard Fleischer tiene fuerza y un vigor admirable, equilibrada y perfecta en el ritmo.

 

Los vikingos, Richard Fleischer
Los vikingos, Richard Fleischer

Estamos ante una obra que contiene una mayor carga de fidelidad histórica de lo habitual en este tipo de producciones. Así lo quiso Kirk Douglas, que contrató a numerosos expertos de Noruega, Suecia y Dinamarca para ser informado con la mayor precisión histórica posible del período vikingo.

De igual modo Richard Fleischer realizó un prolongado itinerario por tierras europeas para obtener documentación y escoger localizaciones idóneas, como los fiordos noruegos y la costa francesa. Se llegaron a construir en astilleros barcos vikingos a imagen de los auténticos de diez siglos atrás y se contrataron docenas de integrantes de clubs de remo, así como entrenadores para que los enseñarán a bogar al unísono.

Es curioso la importancia de los barcos en esta película, pues sus continuas salidas y entradas a los fiordos donde está el poblado vikingo, van marcando narrativamente el desarrollo de la historia de una forma muy contundente y precisa.

 

Algunas de las mejores escenas de la película se suceden precisamente en los barcos.

 

Como la de los vikingos saltando de remo en remo para celebrar la llegada a tierras vikingas y que Kirk Douglas se empeñó en hacer personalmente sin dobles (nadie lo hubiera hecho mejor) o el emotivo funeral vikingo. Son estos solo unos ejemplos mínimos pero muy aclaratorios del mimo y la dedicación que se pusieron en el rodaje de este título imprescindible en la carrera de Kirk Douglas. Y todo esto, por supuesto, queda reflejado en la pantalla conformando una obra que visualmente es ciertamente hermosa.

La extraordinaria banda sonora de Mario Nascimbene caracteriza a las grandes películas.

 

Como decía al principio, estamos ante una de esas joyas del cine que va cimentando su grandeza visionado tras visionado. Una obra maestra de la aventura y el entretenimiento como pueden ser La isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson o Los Tigres de Mompracem de Emilio Salgari.

El riesgo, la emoción, el peligro y lo lejano o desconocido conforman una amalgama de sentimientos que van dibujando este abstracto y difuso concepto de la aventura.

Y me despido con la esperanza de haber despertado la curiosidad del lector que no haya tenido la oportunidad de disfrutar de esta película. O el deseo de volver a verla de todos aquellos que ya han gozado con ella. Pero antes, me doy cuenta que no he hablado del final de esta gran aventura. Y es de obligada mención. Solo diré que es uno de los finales más bellos, poéticos y rebosantes de dignidad que he podido ver en una pantalla.

Desconozco si en el Walhalla tendrán por costumbre disfrutar del cine. Si no es así, debe ser un sitio aburrido. Y si así fuera, el mismísimo Odín debe estar muy orgulloso de una película como esta.


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Autor Colaborador

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