Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino – Análisis

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Josep Ferran Valls

Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino: Como siempre en el cine de su guionista y realizador, un espectáculo para los sentidos destinado a los fans y a los conocedores.

Érase una vez en Hollywoo

 

Érase una vez en… Hollywood de Quentin Tarantino. 2019. Con Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Al Pacino, Timothy Oliphant, Margaret Qualley, Emily Hirsch, Damian Lewis y Kurt Russell.

Ya se ha dicho -sin ir más lejos, por el propio Tarantino- que Once Upon a Time… in Hollywood es un compendio de motivos empleados por el director de Kill Bill a lo largo de su filmografía.

Dicho de otro modo, al contrario que en los títulos precedentes, éste no se retroalimenta a nivel estructural sólo con el poso del cine pretérito que Tarantino adoraba como joven espectador (que también). Aquí los referentes estilísticos y genéricos de la época evocada, el Hollywood de finales de los sesenta del pasado siglo, se destilan con el filtro de la auto-referencia. Y en algún caso concreto, como la cita a las series televisivas del oeste, la parodia.
Todo éso, en principio, no tiene porqué ser ni bueno ni malo. Simplemente se trata de una elección formal. En suma, el resumen y la reelaboración estilística de una obra; casi como un auto-homenaje. Y la recurrencia a los estilemas audiovisuales de un autor cuyas constantes ya se han asentado de sobras con el paso del tiempo.
Érase una vez...
Érase una vez…

 

Al igual que hiciese en Malditos bastardos respecto a Hitler y el nazismo, disconforme con los tristemente famosos asesinatos del clan Manson en la persona de Sharon Tate (aquí, la magnífica Robbie), su bebé nonato y sus amistades, Tarantino reescribe la historia según su particular sentido vindicativo. Lo hace de manera bastante divertida, también.

El realizador se pasea por la ciudad, los estudios y alrededores (incluido el Spahn Ranch de Manson, ausente del film, pero no sus acólitos), con verdadera delectación.

Lo cual permite un enfrentamiento entre el chulesco Bruce Lee y el doble especialista del actor televisivo Rick Danton (DiCaprio), encarnado por un Brad Pitt peinado y vestido a la manera de Robert Redfort. Pero también la visita de Tate a la sala cinematográfica donde proyectan su film La mansión de los 7 placeres (Phil Karlson), última y mediocre entrega del jocoso agente Matt Helm encarnado por Dean Martin y cuyas secuencias de combate fueron coreografiadas por el propio Bruce Lee.
Érase una vez...
Érase una vez…

 

El festín de homenajes, presentados por Tarantino con verdadera delectación, se extiende a su querido spaghetti-western. Rick se ve condicionado por su bajada de popularidad al fracasar en su trasvase de la televisión al cine a aceptar un contrato con el productor que interpreta Al Pacino, maniobra destinada a hacerle protagonista de co-producciones con Italia en clave westerniana. Ello permite a Tarantino introducir como futuros realizadores de Rick al español Joaquín Romero Marchent o su idolatrado Sergio Corbucci. Recordemos el tributo explícito a Django de Corbucci en la, por otro lado, mediocre Django desencadenado, con cameo incluido del intérprete de aquélla, Franco Nero.
Érase una vez...
Érase una vez… en Hollywood entusiasmará a los seguidores de Tarantino
Érase una vez… en Hollywood entusiasmará a los seguidores de Tarantino, agradará a los que amamos el cine y la cultura de los años sesenta y epatará quienes se dejen seducir por la narración fluida de una película tan sencilla como entregada con pasión a lo que cuenta.

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Autor Colaborador

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