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Josep Ferran Valls
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La huella de Frankenstein. Ángel Gómez Rivero-Reseña

RESEÑA

La huella de Frankenstein. Antología de relatos. VV. AA. Coordinada por Ángel Gómez Rivero. Portada: Ismael Pinteño. 2020. Calamar Ediciones.

La huella de Frankenstein. «Tras la salida al mercado de las antologías La huella de Drácula y La huella del hombre lobo, los lectores que consideraron que no debería haber dos sin tres (…) estaban en lo cierto.»

                      De la Introducción, Ángel Gómez Rivero.

Continúa explicando Rivero: «Con La huella de Frankenstein focalizamos la mirada literaria en un personaje/universo que, al igual que ocurre con el de Drácula, parte de una novela esencial que marca las pautas, y no de leyendas o relatos cortos dispersos, como en el caso del hombre lobo, personaje que desarrolló más y mejor el cine que la literatura«.
Esta tercera antología conserva la estructura de las dos anteriores, reservando al coordinador el plato fuerte, un cuento de apertura precedido por el poema fantasmagórico de Javier Magano, otros tres intermedios (uno de los cuales firma junto a su hijo) y, cerrando el volumen, la selección de microrrelatos propios.
Ángel Gómez Rivero y su hijo.

Los colaboradores, asimismo, saltean los opus. O bien se entregan a la escritura de un único cuento.

Abre fuego el mencionado texto lírico de Javier Magano, «El año sin verano (fantasmagoriana)». Magano toma como modelos al Gonzalo Suárez del filme español Remando al viento y al poeta Lord Byron.
La huella de Frankenstein.
Tras la rima libre, Rivero evoca la reunión original entre los Shelley, Byron, Polidori y Clairmont (confluencia donde nace el mito de Frankenstein puesto negro sobre blanco por Mary W. Shelley en «Frankenstein o el moderno Prometeo«) en «Villa Diodati: el sueño de la razón«. Historia tan extensa como exquisita, caldo emponzoñado servido en porcelana fina y bandeja de plata, esta narración –dentro de las pautas propias del relato corto– nos sugiere que existen atmósferas determinantes para la creación terrorífica. También que ciertos lugares, provistos de hálito sobrenatural, marcan el destino de los seres humanos que los habitan.
La huella de Frankenstein…

Veamos sus otros cuentos…

«Secretos de la vida y la muerte» continúa, por así decirlo, la película El doctor Frankenstein (Frankenstein, James Whale, 1931), en un ejercicio nostálgico que emplea/amplía sus constantes temáticas. Rivero se toma su tiempo en el desarrollo de esta base narrativa tan querida.
«Sombras de cera» emplea la conocida premisa de la apuesta para pasar la noche en algún sitio terrorífico. En lugar de la habitual casa encantada, será un museo de cera. El presuntuoso crítico de arte protagonista deberá hacer frente a una figura demasiado real.

«Pertenecemos a la muerte» comparte autoría con Ángel Gómez Hernández. Revisita el cortometraje homónimo, guionizado y dirigido por Hernández con argumento de Rivero.

 

Cierran el tomo los ya imprescindibles microrrelatos de Rivero, ordenados de mayor a menor extensión.

 

Juan Emilio Ríos Vera con «La vida se abre paso implacable» establece los prolegómenos de la novela original, dando cuenta de las actividades de un joven Victor Frankenstein.
En el desgarrador «Frankenstein Town«, por su parte, mira hacia el futuro de la criatura a través de un ser ciclópeo deforme que busca el santuario para «freaks» levantado por el monstruo con el fin de cobijar a sus semejantes.
«Un material de primera» se parece a «La vida se abre paso implacable» en su empeño por poner en antecedentes sobre un personaje clave del mito, en este caso el Dr. Pretorius de la cinta La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, James Whale, 1935).

Jorge Sánchez redacta «Viaje de retorno». Se trata de una sórdida continuación de la novela original donde Frankenstein, en el Polo Norte, da la vez al capitán Robert Walton.

Carlos Díaz Maroto nos muestra lo que ven los ojos de la criatura mediante una pequeña pieza existencialista que se detiene en describir al detalle los primeros pasos de la creación de Frankenstein en su nueva vida.
«El espectro de los hielos«, en cambio, prolonga el desenlace de la novela escrita por Shelley visitando lo ominoso en clave lovecraftiana.
Con «La mansión de los monstruos» consigue aunar el homenaje a los filmes Universal y su contrapunto sarcástico. El cuento nos remite al estilo conciso, directo del bolsilibro.
«La solitaria vida de un gigante» es la aportación de José Carlos López. Se trata de otra continuación de Mary W. Shelley. Como afirma el coordinador, López opta por «resaltar el carácter asesino (del monstruo), (…) quien rememora su pasado cargado de crímenes, sin remordimiento alguno

Miguel Ángel Plana hace triplete.

 

En «El origen» se preocupa, figuradamente, por llenar las maletas y ultimar los preparativos para el viaje hacia Ginebra, rumbo a la célebre reunión en Villa Diodati.
En «El día en que Billy se enfrentó a la muerte que camina» cruza los destinos de Billy The Kid y la criatura de Frankenstein. Compone un «weird western» con citas al ser congelado de los cócteles monstruosos –marca Universal– e incluso a las series de «Star Trek«.
«Una novia para un Stein» demuestra que las costumbres familiares se perpetúan. Cada vez de forma más cruel o mezquina, además.

Gustavo López en «Pieza por pieza», busca respuesta al porqué de cada miembro seleccionado para componer el mosaico humano a reanimar.

Juan Luis Helguera entrega «Dioses y monstruos«. En esta «fábula existencialista» nos proporciona las claves del resurreccionismo en un encuentro casual entre Frankenstein y Nikola Tesla.
Carmen Sánchez Melgar recurre al antagonismo entre creador y creación para llevar el mito a su terreno, terminando por situarlo en la cueva de la Pileta, Málaga. El relato, «El que viene del lado oscuro«.
Por otra parte, «La leyenda del monte Jura» traslada al monstruo, esta vez un ser en busca de afecto, al susodicho monte, en Suiza. Allí tendrá lugar el encuentro con maravillosos seres.
«El hombre alto» de Sarah Manzano profundiza en el personaje de Justine Moritz. Aborda su relación de amor/odio por la criatura. Todo ello en primera persona, forma epistolar y con franca hondura sicológica.
Manuel Aguilar García con «La maldición de Frankenstein» busca intrigarnos. Expone la historia de Abraham Morris, crítico cinematográfico que entrevista al retirado James Whale. El realizador termina por revelarle la maldición que se oculta tras el mito de Frankenstein.
Finalmente, «Lunática perversión» de José María Pérez Alcoholado nos presenta a un Barón Frankenstein amoral, desalmado, capaz de todo para alcanzar sus fines.

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