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Isabel Novoa
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Los contrabandistas de Moonfleet -1955 Reseña

Los contrabandistas de Moonfleet es una película de aventuras, cine de época bajo la sencillez de su apariencia. En la que destaca la fusión entre la emoción, acción y la reflexión de admirable polisemia, en una atmósfera de absoluta magia, la magia de la amistad.

 

 

Los contrabandistas de Moonfleet es capaz de despertarte las ganas de ser mejor persona, de hacerte volver a la niñez, de crear sueños que persisten en tu memoria. Ellos sostienen el paso de los años con la misma magia, ya que somos el fruto de la influencia, la huella de las emociones… Somos la amistad, el miedo, el amor, la aventura o la búsqueda de un constante tesoro escondido, hablamos de… Moonfleet.

Fritz Lang firma un título que en la jerarquía del cine es perfecto. Obligado a rodarla en formato Scope por la Metro-Goldwyn-Mayer se realiza íntegramente en los platós de los Studios (Culver City, CA) y en unos pocos escenarios naturales de la costa de California. Muchos planos son bocetos, Lang demostró siempre ser un gran admirador de Gustav Klimt y Egon Schiele representante del expresionismo austriaco. Dejando una profunda huella que se aprecia en esta obra maestra del cine de aventuras con ribetes góticos.

La película es de naturaleza teatral e inmóvil como un cuadro pintado en la pantalla, con una tendencia cinematográfica a las sombras y el encuadre casi matemático. Las posiciones de los objectos y actores son dominadas al antojo de un cine narrativo absolutamente cautivador. Una estética sensible y fascinante en un espacio de ensueño sin que a lo largo de la cinta se abra a un mundo real.

 

 

Miklós Rózsa un compositor de música sinfónica y cinematográfica especializado en películas de corte histórico, conjuga perfectamente la fina batuta dotada de emoción e inspiración con partituras de atmósfera tenebrosa.

 

 

 

Los contrabandistas de Moonfleet, encarna los valores de la amistad y la lealtad, (el auténtico compromiso), alcanzando una infinita ternura de complejidad moral.

Ambientada en la década de 1750, un joven huérfano llamado John Mohuse llega a un pueblo costero llamado Dorset de Moonfleet, donde coexiste una anquilosada élite parasitaria que describe los personajes –entre líneas- como un código lingüístico propio de la época. El joven busca a un amigo de su madre recientemente fallecida. Debe entregarle una carta y su tutela a un caballero aparentemente respetable, de clase alta con un fino sabor a bravuconería interpretado por Stewart Granger.

 

 

El duo protagonista de Moonfleet inspiró a Hergé para caracterizar a Tintin y Hadddok.

 

 

Los contrabandistas de Moonfleet es un una adaptación cinematográfica de una novela de John Meade, titulada El diamante de Moonfleet y publicada en 1898, una de las más bonitas historias de la literatura de aventuras –queriendo contar la aventura de unos hombres, terminó construyendo una historia sobre el ser humano-.

La sinfonía fílmica que desprenden los personajes del maestro Lang los captura el objetivo de la cámara, desde el primer minuto; debutando en la escena con el mar embravecido. Moonfleet es una película de encargo, por el productor John HousemanHouseman recurrio al teatro y cine tras el colapso del mercado de valores de 1929, antes trabajó como especulador en los mercados internacionales de granos-.

 

Robert H. Planckdirector de fotografía colaboró ​​en un total de cien películas estadounidenses- posee una escala sombría, utilizando tonos claro-oscuro y así mismo una clara paleta de cólores.

 

 

Una historia en la que no falta ningún ingrediente, Los contrabandistas de Moonfleet introduce bucaneros, intrigas y secretos cifrados en versículos bíblicos. Mostrando un universo de emociones rizadas en un mundo de fantasía, y de amistad que invita a la reflexión. Un retrato materialista y miserable del alma humana; mientras negocia a lo largo de los minutos el espacio que ocupa la lealtad, y el valor de la amistad como motor de la película.

 

 


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