Intentas tantas veces escapar de las personas que te rodean y de repente llega una persona que te inspira a quedarte. A silent voice.
La película de animación “A silent voice” de la directora Naoko Yamada va más allá de mostrarnos un reflejo del bullying que tantas páginas ocupa en las portadas de los periódicos a día de hoy.
En el film se narra el día a día de un adolescente, Shoya Ishida. Vamos a realizar un viaje a través de sus recuerdos que le han abocado a SU final, a un intento autolítico abortado nada más iniciar la filmación que se contrapone con la canción “My generation” de The Who.
A través de flashbacks jugando entre el pasado y el presente nos mostrará las causas que lo han inducido a esa actitud, a esa ideación autolítica; a ese intento autolítico.
Viajamos a una escuela de primaria a través de los ojos de un niño problemático, narcisista y exhibicionista que domina su grupo de amigos y se siente como pez en el agua en su entorno escolar hasta la llegada de Shoko Nishimiya que hará tambalear su precaria estabilidad cotidiana.
La pequeña Nishimiya tiene una hipoacusia severa que complica sus relaciones con sus congéneres.
Nishimiya tiene una discapacidad física: hipoacusia severa. Esto complica sus relaciones con sus congéneres lo que inicialmente provoca un sentimiento de acercamiento por parte de sus compañeros hacia lo desconocido pero rápidamente la incapacidad para la audición de la pequeña se torna en desidia hacia ésta; una ayuda finita que la impulsa al aislamiento que da pie al desprecio y éste al acoso, a la violencia y a la búsqueda de una solución cuando ya nada tiene solución. Y esto a dirigir el dedo hacia UN único responsable para acallar, calmar responsabilidades/ almas; la realidad es bien distinta, el daño está hecho y se reflejará con el paso de los años.
No sólo la protagonista tiene una incapacidad. Tal y como sucede en la vida todos los protagonistas de la película presentan su discapacidad. A modo de ejemplo el coprotagonista presenta una imposibilidad para relacionarse con sus congéneres tras pasar de acosador a acosado.
La única discapacidad en la vida en la mala actitud. Scott Hamilton.
La directora de la filmación muestra la incapacidad para relacionarse de Shoya a través de dibujar equis que ocupan la totalidad de la cara de sus interacciones sociales diarias; así como, de una manera más indirecta, al acompañar al Shoya adolescente siempre vemos a través de sus ojos hacia el calzado y nunca hacia los ojos de sus interlocutores.
A silent voice, se trata de una visión más allá del rol de la acosada y el acosador sino que habla de la responsabilidad de los adultos, de la interrelación entre los congéneres, de la personalidad del asustadizo, el huidizo, el asocial, el golpeado, el agresivo, el prepotente, el intransigente…
El bullying es un problema de todos.
Por otro lado, me parece digno de destacar el papel pasivo del profesor de primaria. Carente de empatía. Es un espectador cercano y privilegiado de como se rompe el frágil techo que rodea la existencia de la pequeña sin que ello implique el más mínimo movimiento hacia su protección/ defensa.
Es el adulto conocedor de todo lo que sucede en el día a día de la escuela y que mantiene una actitud pasiva. Sin tratar de educar, de enseñar a crecer, de dirigir a sus alumnos hacia la tolerancia, la empatía y la comprensión hacia lo diferente.
La importancia del núcleo familiar en la educación y el crecimiento. Y todo ello, en la sociedad.
En contrapunto se encuentra la reacción de las madres. La madre de Shoko la defiende desde el primer momento incluso perdiendo los papeles en más de una ocasión.
La progenitora de Shoya por su parte desde el primer segundo que se entera de la actitud de su hijo, la reprende, lo dirije, lo enseña a encarar sus errores y buscar soluciones.
La amistad exige más allá de la lógica y de la razón. A silent voice.
Los personajes van creciendo, no sólo los dos protagonistas sino también algunos de los compañeros más relevantes o miembros de ambas familias principiales; y se dan cuenta de “que tienen que asumir las consecuencias de lo que han hecho” aunque esto implique muchas veces situaciones desagradables como el ostracismo social y la soledad.
Con la separación del tiempo, el crecimiento interior y la maceración de las ideas finalmente ella se convierte en el flotador de él; y él en la salvación de ella; pues todos nos necesitamos unos a otros, el ser humano no ha nacido para vivir en la más completa soledad.
En conclusión, A Silent Voice está basada en un manga de 61 capítulos de Yoshitoki Oima, adaptado a la pantalla por la guionista Reiko Yoshida de la mano de Milky Way ediciones que tiene publicados 7 volúmenes con la serie completa a día de hoy.
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