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Josep Ferran Valls
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Jean-Pierre Melville de Carlos Aguilar – Reseña

Destacado representante del cine negro francés, el realizador Jean-Pierre Melville dispone de un agudo ensayo filmo-biográfico redactado por el reconocido escritor Carlos Aguilar.

 

«Al igual que otros dos cineastas más o menos coetáneos, en concreto Henri-Georges Clouzot y Georges Franju, Jean-Pierre Melville supuso un genio francés del Séptimo Arte en cuya identidad fílmica la tradicional, y un tanto grosera, dicotomía cine de género / cine de autor carece de sentido. Por no decir que revienta, fundiéndose y confundiéndose.»

De La soledad del espejo, introducción de Carlos Aguilar a su libro Jean-Pierre Melville.
 

 

Hablar sobre Melville -cuyo apellido artístico tomó del autor literario de Moby Dick– “misántropo e individualista (…), amante de la noche (y del jazz y los gatos…)”, aficionado, durante su juventud, al cine negro norteamericano, componente de la resistencia contra la ocupación nazi, es referirse a una generación marcada por unas circunstancias sociales que luego derivarían, consecuentemente, y en la rama artística del cinema, al cultivo de ficciones secas, cortantes, con la mirada puesta en el thriller. Y ello bajo la óptica determinante de lo local, siempre en negro, en la entraña de un género propio que convendría en denominarse Polar francés.

 

Jean-Pierre Melville de Carlos Aguilar  define a Melville como un misántropo, orgulloso, mitómano y obsesivo, independiente hasta la radicalidad, amante del jazz, los gatos y la noche.

 

 

 

Aguilar repasa tanto la biografía del director estudiado como el contexto histórico que le tocó transitar y, especialmente, su conjunto filmográfico. Lo hace desde la admiración, con su habitual estilo entregado, enérgico, pero sin cortapisas nostalgias ni condicionamientos mitómanos, llamando a las cosas por su nombre, valorando cada filme según la apreciación particular y nutriendo el cuerpo del texto con el fruto de una concienzuda labor de investigación.

 

Trece largometrajes realizados a lo largo de 25 años comprende su singular obra.

 

La filmografía de Jean-Pierre Melville integra 13 largometrajes a cual más singular y, la mayor parte de ellos, apasionante. 
El de Melville es un apasionamiento ahogado pero expeditivo entre la exégesis criminal y policial y una narrativa desdramatizada por la vía del laconismo interpretativo. Así respira y transpira su obra única, fluyendo desde la turbiedad moral, al ascetismo o la fidelidad a unas constantes temáticas duras (que implican excluir el erotismo y exaltar el honor entre criminales) y que le acompañarían hasta el final de su carrera.

 

Jean-Pierre Melville de Carlos Aguilar desglosa tan extraordinario caso mediante un ensayo.

 

Referirse a Melville, como lo hace Aguilar, implica citar actores fetiche de la categoría y el estilo de Lino Ventura, con quien chocaba a menudo por criterios artísticos, hasta el punto de terminar rompiendo una colaboración profesional (y personal) valiosísima, compuesta por los opus capitales Hasta el último aliento (junto a Paul Meurisse) y El ejército de las sombras (de nuevo con Meurisse, pero también junto a Simone Signoret). También obliga a nombrar al Jean-Paul Belmondo de Léon Morin, prete, El confidente y El guardaespaldas (junto a Michelle Mercier). A Alain Delon como el impasible asesino “samurái” de El silencio de un hombre, sobrio intérprete, además, de Círculo rojo y Crónica negra. Sin olvidar al Howard Vernon de su ópera prima, Le silence de la mer, actor outsider (que frecuentó el cine de otro artista rebelde como él, Jess Franco), unido a Aguilar por una entrañable amistad.

 

Jean-Pierre Melville de Carlos Aguilar imprencisdible del séptimo arte que se desenvolvió en 232 páginas.

 

 

Jean-Pierre Melville
Carlos Aguilar Gutiérrez

Abren el ensayo Agradecimientos y La soledad del espejo, este último texto, a la manera de análisis introductorio. Le siguen Balbuceos con carácter (1917-1954) -donde el autor expone los primeros intentos del realizador francés-, Afirmaciones, imprecisas (1955-1961) -con su recorrido en busca del estilo definitorio-, Autoría, tajante (1962-1966) -indaga en las grandes muestras de su talento- y Culminación y ocaso (1967-1973) -que comprende desde su cenit profesional al canto del cisne-.

 

Cierra el volumen, un pormenorizado índice filmográfico y bibliográfico.

 


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