Alejandro Jodorowsky no conoce límites y se nota. Si sus anteriores trabajos ya apuntaban hacia el exceso, con El Papa terrible, el gran Jodo proporciona un trabajo intencionadamente desmesurado en la búsqueda del placer.
El autor de nacionalidad francesa y chilena confrontaba un eterno romance con la iglesia de los excesos, su trilogía papal compuesta también por Los Borgia, antecesora de Julio II, muestra un ciclo continuado que rompe con el tono de la ciencia ficción, tan manido en títulos anteriores. El Papa terrible mediaría en una historia de intriga palaciega con la maestría de un fresco, personajes icónicos del santoral renacentista que surgen de unos trazos de impulsos irreflexivos, bajo escusas sustentadas en la corrupción moral que atiza todas las ambiciones.
Julio II era un soberano pontificio, conocido como el Papa guerrero o terrible, debido a su mal carácter y agresividad política, para lo cual no dudó en hacerse valer de los perversos tratados de intrigas y traiciones.
El 18 de agosto de 1503, Giuliano Della Rovere resultó finalmente elegido Papa y tomó el nombre de Julio II, en referencia al gran general romano. En esa época, al trono papal le pertenecía cambiar amigos por enemigos y viceversa, cualquier cosa por alcanzar el poder. Su carácter y fuerte voluntad apuntaban lo obvio, le hacían más un soberano que un Papa, un estratega protector de Maquiavelo y Miguel Ángel a quien Julio II y la historia le encargó las pinturas que adornan el techo de la Capilla Sixtina.
El Papa terrible es una cruel sátira del centro de poder de la Iglesia Católica.
Sostenido en el soberbio dibujo de Theo (1973), el lápiz del historietista italiano logra imprimir ese ambiente que impregna el guión de Jodo, inspirado en el lado lujurioso de la pintura del Renacimiento, en particular Miguel Ángel, Tiziano, Rafael, Caravaggio, etc… Con un estilo muy limpio y bajo el pulgar de la familia Della Rovere, el trazo preciso bien engranado con el flujo de los detalles, unos detalles que marcan la diferencia, las expresiones y el movimiento se enfrenta al reto de la historia, logrando llevar la corte pontificia, al burdel favorito de Jodorowsky.
El Papa terrible persevera en un exceso para reinar solo a través de la traición y la manipulación.
Es verdad que el título cae en una ucronía donde reina el sexo, rompiendo el tono biográfico para derivar en un callejón sin salida. Una imaginería impregnada por el filtro del amor y las muchas libertades que El Papa terrible mostraba bajo las bóvedas de una Capilla Sixtina que defendía el Espíritu de Dios.
Después de todo Jodorowsky no deja una santa arista por pulir, la susceptibilidad católica ya no asusta a nadie y el maestro Jodo lleva en su DNI una acreditación por derecho propio, ser un “tramposo sagrado” con la historia, un loco delirante que no obedece a ninguna ley.
El cardenal Della Rovere no dudará en recurrir al nepotismo, la extorsión y la violencia.
Estamos ante un mago que repite una sociedad, como en Los Borgia, agregando una fascinación enfermiza con los prejuicios. Un dibujo que se combina con un escenario sin concesiones y nos encierra en una jaula sin equilibrio, entre los clérigos depravados y, aquellos que eran justos … Y lo hace con el noveno arte, abriéndote la jaula y mostrando la belleza.
No hay verdad, pero hay belleza y entretenimiento en la santa boca del Papa, el más terrible que nunca… El siglo XV y principios del XVI te dejará sin aliento, salpicando de giros y vueltas la viñeta, constatada de perversidad como piezas que se vuelven jubilosas, combinando asesinatos, nepotismo, estupor y veneno, pero sobre todo contando de forma extraordinaria la figura de un «Santo Papa».
El Papa terrible inicia el relato de la Santa Sede en 2009 con el dibujante Theo Caneschi y el colorista Sébastien Gérard, cediendo el testigo del color a Luca Merli en el último álbum.
Una atmósfera lúgubre y llena de delirios oscurece la viñeta sobre Roma, combinando la historia con una intriga maquiavélica, exortizando al lector, porque la historia no se respeta a todos los niveles y rebosa un vocabulario vulgar y repetitivo en los globos del cómic. La magnitud de esta tragedia y la forma de contarlo que aborda aquí el autor, la forma tan altaneramente de dirigir la historia presidida por la marca personal, agrega algo extraño, enfermizo pero fascinante en sus recortes, un recurso que identifica cualquier trabajo del artista caracterizado siempre como un provocador.
Dos genios del noveno arte, Jodorowsky y Theo prescinden de las buenas maneras y explotan los recursos del cómic.
Norma Editorial da testimonio del oficio con una edición integral en tapa dura, compuesta por 228 páginas a todo color en cuatro episodios. 1. Della Rovere 2. Julio II 3. La perniciosa virtud y 4. El amor es ciego. Una obra que reúne personajes bastante esteriotipados y un final inesperado…
En conclusión, una serie que no respeta nada, de espíritu libre y brillante, de precisión demoníaca pero que contrasta con la belleza de su arte, desde luego el guionista no hizo amigos en el Vaticano, pero te aseguro que no te dejará indiferente. Humildemente, otra obra imprescindible de Jodorowsky.
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